El fruto del tomate es esférico o alargado, y cuando está maduro presenta un color rojo y una jugosidad intensos. El peso del tomate alcanza los 250 -350 gramos en el caso de las variedades de fruto grande, mientras que existen variedades híbridas pequeñas (cherry) que pueden recolectarse en racimos (y no uno a uno), y que alcanzan los 50 – 100 gramos.

La historia del tomate comenzó en América, y llegó a Europa gracias a los conquistadores españoles, iniciando así su introducción en la cocina mediterránea. Hoy en día se cultiva en todo el mundo, y en el sur de Europa los tomates se cultivan durante todo el año en invernaderos, produciendo una verdura de alta calidad y valor nutricional.

El tomate constituye parte indivisible de la dieta mediterránea y se utiliza en numerosas combinaciones, tanto en preparaciones culinarias frías como calientes. En los platos tradicionales italianos encontramos el tomate en sabrosísimas salsas para pasta y, por supuesto, para pizza; en Grecia constituye ingrediente principal de la ensalada horiatiki, y en España lo encontramos en el tradicional gazpacho.